Abres los ojos, miras a tu alrededor y empieza la carrera.
Se escucha una radio de fondo, y aun sin prestarle atención, las noticias narradas aumentan tus pulsaciones; las calles están abarrotadas de gente corriendo de un lado para otro; enciendes el móvil y todo el mundo parece tener las cosas muy claras, están en veinte proyectos a la vez, son super productivos…
Y te preguntas a tí mismo, ¿Y yo qué coño estoy haciendo?
Enciendes el ordenador y cuando te das cuenta, el sol se ha ido tan rápido como ha salido, ya es de noche otra vez, y lo único que has hecho ha sido correr detrás de algo incierto.
Estás persiguiendo una dirección, algo a lo que amarrarte, te agobias solo de pensarlo y caes en el piloto automático.
Quizá esta historia te recuerde a algo, quizá no. De lo que estoy seguro es de que con prisas, y más aun si no sabes siquiera hacia donde vas, no llegas a ningun sitio.
¿Necesitamos una dirección?
¿Cómo la encontramos?
Spoiler: corriendo no.
Hola, soy Adrián, y este es el espacio en el que, semanalmente, compartiré una cápsula de conocimiento con aquel tema, idea o reflexión que más resuene por mi mente.
Alto ahí, ¿Por qué corres?
Quieres superar a todos esos que parecen tener las cosas tan claras y les va tan bien, alcanzar tus propias expectativas autoimpuestas, tener todas las respuestas, seguir un plan milimetrado, bla, bla, bla.
Llega un momento en el que te es imposible seguir corriendo, tienes que parar, aunque sea para dar un sorbo de agua (bebe agua, es buena), y es justo en ese momento en el que miras atrás y te preguntas, “¿Ha perecido la pena?”.
Quizá deberíamos hacernos esta pregunta más a menudo, “¿Ha perecido la pena?” “¿Es ese el camino que queremos recorrer?”
Ibas en piloto automático y has corrido como un loco sin saber hacia donde te dirigías, intentando forzar el descubrir tu dirección, tu propósito.
Al fin y al cabo, ¿No es eso lo que buscamos? ¿No es eso por lo que corremos? O más bien, ¿No es eso lo que quiere nuestro ego?
Tu ego te va a pedir participar activamente en la creación de tu destino. Es normal.
La dirección o propósito, a parte de facilitar tu toma de decisiones y desbloquear el método “hell yeah”, sirve para sumergirte en el presente sabiendo que no estás a la deriva. Un propósito te da libertad a corto sin sacrificar el largo.
Está claro, no hay nada mejor que saber hacia donde te diriges para poder estar tranquilo en el presente, no ser un barco más a la deriva.
Aunque tampoco te hagas ilusiones, sintiéndolo mucho, dudo que haya un momento en el que, de repente, tu mente haga click y veas con total claridad y certeza, ya no solo la dirección que seguir, sino el siguiente paso que dar.
Esto es más un ideal esperanzador, a mi parecer, erróneo.
Los humanos hemos evolucionado y vivimos en un contexto realmente caótico, inestable y totalmente irracional.
Pero nuestra cabeza vive mucho más feliz cuando se autoengaña tratando de ver el mundo como un lugar ordenado, estable y racional.
— Corti.
Y dentro de este “autoengaño“ entran la búsqueda de una dirección clara, un plan milimetrado, etc. con los que intentamos hacer de la vida, cuya naturaleza es la incertidumbre, un lugar estable y predecible.
Creo que tendremos que conformarnos con una mínima dirección, para nada clara, ni mucho menos cierta, pero suficiente como para calmar a nuestro ego.
La (posible) solución: fluir
Cuando no tienes ni idea de la dirección a seguir, la única “solución” es hacer cosas, reflexionar y tirar del hilo cuando detectes algo que llame tu atención.
Pero no corras, simplemente camina, da un paso tras otro, explora el camino y explota lo que resuene.
Mirando a tu alrededor, con tranquilidad, podrás encontrar oportunidades, seguir tu intuición, escuchar la vocecilla que te pide curiosear más.
Al final es encontrar una dirección amplia ante la que ir enfocándote y poco a poco podrás ir acotando hasta encontrar algo que sea lo tuyo.
Con el tiempo irás puliendo la dirección a la que dirigirte, irás filtrando por aquello que resuene contigo y además, funcione.
No te obsesiones, fluye.
Pd1: Hablando con gente te das cuenta de que nadie tiene las cosas tan claras como parece.
Pd2: Cuando estés en uno de esos momentos que te inciten a entrar en piloto automático, a perseguir algo que ni sabes, para y ponte a escribir, te ayudará a ordenar tus pensamientos y te aportará algo más de claridad.
📜 Recursos guays
Aquí puedes encontrar ideas sobre la felicidad, que además, pueden servirte para encontrar relaciones con el tema tratado hoy.
En este post, Elena Madrigal profundiza sobre “la estrategia detrás de no tener estrategia“ con una newsletter, dando 7 ideas y respondiendo unas preguntas.(Muy buenas por cierto, y no solo porque algunas las haya hecho yo🙃)
Si tienes una newsletter, o piensas crear algo por internet, yo no me la perdería.
Sahil (founder de gumroad) te cuenta aquí cómo pasó de tener +20 empleados full-time a construir gumroad como negocio unipersonal. Sin reuniones ni deadlines.
Me encantaría recibir feedback sobre el contenido o debatir sobre el tema.
Puedes encontrarme en twitter.
Gracias por leer, nos vemos la semana que viene (o no). 👋